El año 2003 fue un año muy fructífero y enriquecedor para nosotras. A parte de ser nuestro mejor año de carrera, creativamente hablando, tuvimos la oportunidad de ver en directo obras de los artistas que estábamos descubriendo. Uno de esos momentos memorables, fue la visita a las tres exposiciones del proyecto Micropolíticas, que se llevó a cabo en l’Espai d’Art Contemporani de Castelló y fue comisariado por Juan Vicente Aliaga, María del Corral y José Miguel G. Cortes. De la exposición, quedó un valioso catálogo, con la esencia de las exposiciones, que eran la esencia en sí del arte contemporáneo. A parte de los excelentes textos, recomendamos fervorosamente la cronología que se incluye al final del catálogo, en el cual se describe año a año (de 1968 a 2001), los acontecimientos desde el punto de vista político, social y científico, movimientos sociales alternativos y ecología, feminismos, movimientos gays y lésbicos, teoría y crítica y creaciones culturales. Una joya tenerlo reunido de esta manera, poniendo en valor los movimientos alternativos. Han pasado 15 años desde entonces. Estaría interesante volver a saber dónde estamos ahora, qué artistas se incluirían, cómo han derivado esas líneas de interés de la ecología, feminismo, movimientos gays y lésbicos. En cierto modo, esta exposición fue la base que sentó nuestros principales referentes y en la que descubrimos que la micropolítica también forma parte de nuestro trabajo.
Las exposiciones se enmarcaban dentro de dos fechas trascendentales para la historia reciente: 1968, con las revueltas estudiantiles, y 2001, la caída de las torres gemelas y pese a ser enmarcadas por eventos globales, el proyecto buscaba la posición política de los artistas a través de lo pequeño, lo cotidiano, las micro acciones y posicionamientos. Los artistas que participaron eran y son esenciales, aquellos que estábamos estudiando en esos momentos: Eijaa Liisa Ahtila, Chantal Akerman, Louise Bourgeoise, Alicia Framis, Bruce Nauman, Valie Export, Paul Mc Carthy, Gillian Wearing, Marlene Dumas, entre muchos otros. Recordamos la emoción de entrar en una de las celdas de Louise Bourgeoise o la admiración por el trabajo de Gillian Wearing Trauma; o la magnífica pieza Good boy bad boy de Bruce Nauman… todas las obras eran memorables, no recordamos una que no lo fuera.